Carta desde la selva

Si algo nos queda de esta pandemia es aprender a taparnos más la boca propia y darle más voz al otro.

Hola, te escribo desde las entrañas de la selva. Me adentré aquí, para celebrar el día que inició mi camino por la tierra. Cuéntame cómo va tu viaje, ¿cómo te acogió Inglaterra en estos tiempos pandémicos? 

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Yo estoy inmersa en una orquesta selvática; los sonidos son de colores verdes, verdes de todas las escalas y ritmos. Al contemplar esta inmensidad, me pregunto ¿de qué estará hecho su silencio?  El agua parece nunca dejar de bañar las rocas, y los chirridos de las chicharras se sienten compuestos con la misma grandeza de los silenciosos infrasonidos de los elefantes. La orquesta selvática parece no descansar, ni seguir ni siquiera un ritmo circadiano. 

Carolina Daza
Por Carolina Daza / [email protected]

Intento inhalar más lento y exhalar expandiendo mi vacío; quiero silenciarme. Escucho. Intento atender todo lo que suena aquí; redes ocultas de millones de microorganismos, vibraciones invisibles y frecuencias inaudibles. Aquí al parecer no han oído hablar del COVID19.

Te lo anuncio: cuando regrese a la ciudad, lo haré para continuar con la preparación de SENSE 8, (para quienes no conocen, SENSE es un proyecto de ciudad, transdisciplinar, efímero e itinerante con el que buscamos crear conciencia reinterpretando la obra de una artista).   Tino Sehgal es el artista que inspira la octava versión de SENSE. ¿Recuerdas cuánto te hablé de su obra “El Progreso”? Esta obra que atravesé en el 2016 aún me conmueve y siento que anticipó estos tiempos de encierro, distanciamiento social e incertidumbre. 

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Espero que esta carta te llegue a tiempo, porque su más reciente obra habitará los parques y jardines del Palacio Blenheim hasta mediados de agosto de 2021. Qué sincronía que justo te encuentres por allá, queda a una hora en tren desde Londres; ¡por favor, no te la pierdas!

Sehgal es respetado por ser un artista que únicamente hace contratos verbales y no deja ninguna constancia por escrito. Desde siempre, ha permanecido ausente de redes sociales y se da el lujo de no “patentar” su vida, su arte. Es un artista “experimental” que describe sus obras como “situaciones construidas”, y crea a partir del encuentro humano. 
Quizá lo que más me gusta de su trabajo, es que sigue intentando darle forma a la inmaterialidad haciendo visible nuevas maneras de entramar nuestras redes ocultas. En eso he pensado mientras he vivido estos días en la profundidad de esta vorágine. Aquí seguiré unos días más, y sé que me costará cambiar esta orquesta por la tradicional cacofonía urbana. Pero confío en que allá también podremos hacer comunión con el silencio; sin duda, si algo nos queda de esta pandemia es aprender a taparnos más la boca propia y darle más voz al otro.

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