“Un solo muerto es ir hacia atrás”: Juan Mosquera

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Cinco muertos entre la noche del lunes y la madrugada del martes en Medellín reportó el Sisc -Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia- en su informe diario de homicidios. Son 31 asesinatos durante mayo, 260 en 2019, para una tasa estimada proyectada a diciembre de 28,42 por cada 100.000 habitantes. 

Cifras y más cifras. Que en la actual administración municipal la tasa promedio anual de homicidios es de 24,4 por cada 100.000 habitantes, aunque en la de Aníbal Gaviria fue de 34,4, pero es que en la de Alonso Salazar era de 74 y en la de Sergio Fajardo registró 39,9 y peor aún, que en la de Luis Pérez alcanzó 148,8.

Cifras y más cifras, sin nombres ni biografías de personas que, dice Juan Mosquera, a alguien le deben importar. A él, por ejemplo, quien junto a ciudadanos como Luz María Tobón, Gerardo Pérez, entre otros, se han preocupado por no dejar que la muerte en Medellín se vuelva paisaje.

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Hablamos con este comunicador social, quien en su cuenta en Twitter y en otros espacios ha discutido la tendencia de hablar de la muerte desde las estadísticas sin que esto estremezca a la ciudad. 

Juan Mosquera Restrepo ha sido presentador de televisión y también ha trabajado vinculado al sector cultural, entre otros cargos (Foto Facebook Juan Mosquera)

¿Cuál es su apreciación sobre la situación de seguridad que se vive hoy en Medellín?

“Se nos volvió paisaje la muerte y no nos estremecen los números de los asesinatos en Medellín, que además son unas cifras que, depende de quien las lea, dirán que estamos progresando o estamos yendo hacia atrás. Pero un solo muerto es ir muy hacia atrás. 

Los números que hoy tenemos superan por porcentaje los que hace años se presentaban, cada mes, si uno sigue constante y juicioso las cifras, se da cuenta de que mueren asesinadas más personas que en el mes anterior, y ese consecutivo de muertes, muchos pensamos que solo lograrían tocar un poco esa indiferencia de la gente si los contamos no como números sino con los nombres, biografías, como personas que le importan a alguien.

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Por eso algunas personas nos propusimos hacer algo, uno siente como alguna responsabilidad de hablarle al que le quiera escuchar, tampoco es que uno piense que está incidiendo demasiado, pero uno no se puede quedar callado frente a lo que está pasando en Medellín. Toda vida es sagrada y nos debe importar la vida de todos”.

¿Qué busca con los mensajes que publica en sus redes sociales?

“Recuperar ese sentido de que nos tiene que importar el otro, porque nosotros también somos los otros de los otros. Entonces mañana es muy probable que la próxima bala perdida dé con vos o conmigo, y eso a quién le va a importar, ¿vamos a ser otro en la estadística, o esta ciudad se va a sacudir? 

Y no solo es un llamado a la autoridad, que debe tener un papel distinto al de ahora, sino que a nosotros como ciudadanía nos tendría que estar interpelando, que estar diciendo que tenemos que hacer algo, al menos decir que no estamos de acuerdo, quejarnos, pero ese silencio también se convierte como en cómplice. 

Y nosotros como cultura hemos ido desarrollando algo muy triste, a veces le echamos la culpa de lo que sucede a la víctima y no al victimario. Si a vos te roban, te preguntan que por qué andabas por allá, en lugar de pensar que no te deberían haber robado; si matan a alguien, la gente empieza a justificar el homicidio, ‘algo debe estar haciendo, es que no sería bueno’. Nada justifica el homicidio.

Nosotros no tenemos pena de muerte declarada, entonces no tenemos que aceptar que a la gente la maten por lo que sea. Ni el ladrón merece morir ni el ciudadano que acaba de ser robado merece morir en el asalto”. 

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¿Además de los mensajes, tiene algún otro modo de expresarse sobre esta situación?

“Me acostumbré a ir al cementerio a acompañar muertos que no son los míos, pero que uno siente que las personas reciben el abrazo de alguien y lo necesitan. Me pasó con los chicos de Las Violetas que estuvieron desaparecidos por más de 50 días, terminé yendo al entierro y las familias me decían que necesitaba que viniera alguien, y uno no es nadie, ni siquiera es cercano, pero sentir que le importás a alguien es necesario y es balsámico”.

¿Qué piensa de las comparaciones estadísticas que se hacen frente a las tasas de homicidio entre las recientes administraciones municipales?

“Los propósitos que debemos tener al momento de defender la vida, cuando habla un gobierno, este no solo debe hacer un conteo de muertes, tendría que hacer un conteo de vivos para prevenir esas situaciones, para que no sucedan esos asesinatos. 

Si vas a hacer un conteo de muerte, primero tenés que hablar de cuánto estás trabajando en inversión social; a nosotros se nos olvidó como sociedad, prevenir. Ahora que está de nuevo la guerra contra las drogas como en los años 80, uno pregunta dónde están las campañas de prevención del consumo, las de salud. No existen. Hace más de una década no existen. 

Comparar con el gobierno anterior o las últimas cuatro o cinco administraciones… si querés te comparás con 1991, el año más violento de Medellín en la historia, y siempre vas a ganar. 

Una tabla de Excel siempre se va a quedar corta y nunca nos va a contar cómo estamos. Mirar por comparación, la estadística siempre te va a mostrar un camino por el que vas a quedar bien, igual que en las encuestas. Si te conformas con la percepción, no te conformas con la realidad”. 

 

 

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