Prostitución en la calle

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  Cualquier persona que medianamente conozca la ciudad sabe que los fines de semana, en los alrededores de la glorieta de San Diego, la Avenida 33 y Avenida El Poblado, se ubican mujeres con faldas cortas que esperan el paso de algún cliente para satisfacer sus deseos. Al mismo sector llegan también transexuales, aunque difícilmente se junten con las mujeres ya mencionadas.
Según un taxista, ampliamente conocedor de la vida nocturna de Medellín, “los travestis no se mezclan con las prostitutas tradicionales. Unas a un lado de la Avenida 33 y las otras al otro lado”, dijo el conductor, y agregó que en varias ocasiones le toca llevarles clientela, por lo general hombres de estrato medio y alto, “que uno sabe que no se meten a buscar ese servicio al Centro, pero tampoco están en comodidad de contratar una prepago”, aseguró.
Más allá de que la prostitución en Colombia no es un oficio prohibido por la Ley, a no ser que se trate de menores de edad, lo que está perjudicando a los habitantes de este sector son las actividades sexuales en las calles del barrio, en lugares oscuros, y la manera como algunos clientes llegan en sus carros particulares, recogen a las prostitutas y realizan el acto en el mismo vehículo estacionado en esquinas cercanas a algunas unidades residenciales.

Lo mismo de siempre
Los habitantes de urbanizaciones como Golondrinas de San Diego, Rincón de San Diego, Portal de San Diego y los mismos locales comerciales, históricamente se han quejado de la inseguridad y el deterioro del entorno social a causa de la práctica de la prostitución en las cuadras de su barrio. Un territorio, que aunque parece pertenecer a la comuna de El Poblado, realmente hace parte de La Candelaria, comuna 10, y las unidades mencionadas están en el perímetro del barrio San Diego. Según los mapas de la ciudad del Departamento de Planeación Municipal, el barrio San Diego va desde la calle Los Huesos y continúa hacia el sur pasando por el centro comercial y la Clínica de Oftalmología San Diego, hasta la fuente de EPM en el intercambio vial con la 30, allí comienza realmente la comuna El Poblado.
Según un administrador de una de las unidades perjudicadas, “la permanencia de discotecas y casinos ayudan a sostener la llamada zona de tolerancia. Un día del año pasado amanecimos con dos muertos en un carro; las actividades nocturnas propician la inseguridad, el vicio y las relaciones sexuales. Aparte de un mal espectáculo, al otro día es posible ver preservativos tirados en la calle. Esto es de todos los fines de semana”, dijo.
También informó el administrador que aún en el sector no se han formalizado las alarmas comunitarias, que salir a caminar en la noche es “tenebroso”, y aunque es consciente de que la prostitución es legal, pide más control de las autoridades para que los actos no sean vistos por vecinos, incluidos los niños.

En público no se puede
El Código Nacional de Policía es claro cuando prohíbe “conductas obscenas” en público. Por eso, el teniente Cristian Valencia, comandante encargado de la Estación de Policía La Candelaria, a quien le compete el control en San Diego, indicó que cuando sorprenden a este tipo de personas teniendo relaciones dentro de los carros, pueden llamar al Tránsito para proceder con la inmovilización del vehículo, y además trasladar a los implicados a la estación de policía para llamarles la atención y hacerles firmar un compromiso de buena conducta. “Estamos haciendo batidas todos los fines de semana porque durante la semana esos personajes trabajan en otra zona más hacia el Centro. Con las batidas le quitamos el problema a los residentes pero como no los podemos llevar a un calabozo, temporalmente llevamos a las personas que ejercen la prostitución a un CAI en el Centro para que pasen allí las horas mientras revisamos sus antecedentes penales”, dijo el teniente Valencia.

 
     
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