Array

Orgullo de El Poblado

Publicidad
Orgullo de El Poblado

¡Cómo se necesitan conciencias como la suya!

Hay personas que se convierten en paradigmas de una sociedad, que con su visión, la emoción que le imprimen a lo que hacen, la generosidad con la que comparten su conocimiento y sabiduría con alumnos o en general con sus conciudadanos, se hacen irreemplazables. Es el caso del arquitecto y urbanista Carlos Julio Calle Jaramillo, quien falleció a los 83 años el pasado 29 de enero. Nacido en El Poblado y habitante del barrio por mucho tiempo, dejó a la ciudad y al departamento un legado que apenas se le empieza a reconocer.

Sus allegados lo describen como un hombre apasionado por la ciudad, un gran pensador, disciplinado, comprometido y, sobre todo, visionario. Como lo dice su amigo, el también urbanista Luis Fernando Arbeláez, conceptualmente tenía la capacidad de entender los sistemas urbanos y a partir de ellos hacer propuestas creativas, novedosas y referenciales.

Publicidad

Fue un estudioso y lector incansable de Medellín, defensor de su historia. Entendía el futuro de la ciudad a partir de su historia misma y de su cultura. Por eso no entendía cómo se destruían sin piedad los edificios de valor histórico. “Buscaba que la memoria permaneciera en su lugar, que no se borrara de un tajo lo que la ciudad había escrito durante años”, recuerda Luis Fernando Arbeláez.

Sus posgrados en Diseño Urbano y Ecología Urbana, en Inglaterra, lo encaminaron en la lucha por convertir a Medellín en un sitio pensado para los habitantes en lugar de los automóviles. Así fue como se convirtió en asesor de la Alcaldía en temas de desarrollo urbano y planeación; trabajó en la definición de la recuperación de Carabobo, en los parques biblioteca y en los Proyectos Urbanos Integrales (PUI). Como si fuera poco, abogó continuamente por devolverle el río a la ciudad y poner al peatón y al transporte público en el centro de las discusiones de ciudad.

Fue polémico y se distinguió por expresar siempre sus ideas con independencia, tanto del sector económico como del sector público. Desde muchos años antes de que se hablara de Autopistas de la Montaña, este urbanista tenía clara la necesidad de conectividad del área metropolitana con el departamento y el país, como base del desarrollo. Así mismo, desde hace varias décadas empezó a insistir en la urgencia de la planificación del Oriente. ¡Cómo se necesitan conciencias como la suya!

El aporte de Carlos Julio Calle Jaramillo no solo queda en el diseño del Edificio del Café, el edificio del Sena, el Parque de San Antonio, la Biblioteca de la Universidad Eafit, el edificio Camacol, o el edificio Inteligente de las Empresas Públicas. Fue un gran maestro, profesor de muchas generaciones de arquitectos que lo recuerdan con cariño como docente en las facultades de Arquitectura de la Universidad Nacional y de la U.P.B. Ahora, para perpetuar este legado, valdría la pena compilar y divulgar los pensamientos y escritos de uno de los ciudadanos más destacados que ha dado El Poblado.
 

Publicidad
Publicidad