El éxito de enseñarles a escribir a 5 mil adultos

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Mónica Sandoval es psicóloga y magíster en educación y trabaja por las poblaciones más vulnerables desde la Fundación Bien Humano. Ya son tres años de logros.

El estudio no se trata del número de títulos. No saber leer, escribir u operar la aritmética básica puede hacer que esa persona vaya por la vida a la deriva; expuesta a que se vulneren sus derechos, a que se vea obligada a renunciar a una vida digna, a que le roben su esfuerzo.

Mónica le ha visto el rostro a la población más vulnerable, por la que trabajan desde hace 85 años en la Fundación Bien Humano. Ella recuerda un caso, entre casi 5 mil personas que superaron el analfabetismo en Medellín, el de una mujer que decía que tenía un negocio para el sustento de su familia, pero la realidad era otra: sus ventas se escurrían entre las mismas manos que trabajan con esfuerzo, pues ella, analfabeta, no sabía ni de cuánto tenían que ser las devueltas.

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“Esa persona perdía plata; vivía en el oscurantismo. La educación transforma las vidas de estas personas y sus familias, pues no solo aprenden a contar sino a administrar el dinero y entender su negocio”, reafirma.

Este año han capacitado a 1.712 beneficiarios, entre los que se cuentan personas desde 22 hasta 92 años y que en su mayoría comparten características: llegaron del campo o son migrantes y su última alternativa es ser vendedores ambulantes, en una casa de familia o como recicladores.

La metodología utilizada por el equipo de Bien Humano consiste en que las personas adultas aprendan a leer y a escribir a partir de sus propios contextos y vayan documentando su propia vida. “Aprenden porque les sirve para la vida y no porque les toca”, señala Mónica.

De esa manera las personas analfabetas no solo están aprendiendo a juntar palabras, sino a entender el sentido del texto, a descubrir el mundo y a tener herramientas para la vida; por eso, aunque el Dane dice que la tasa de analfabetismo en Antioquia es cercana al 4,4%, el reto no se detiene. Esta es una región que sigue acogiendo a desplazados del campo o a migrantes venezolanos que, en menor medida, también llegan en condición de vulnerabilidad por su analfabetismo.

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Por eso, en cada ceremonia de grado, a cada triunfo legislativo en favor de la población vulnerable, Mónica y el equipo de la Fundación piensan que se trata de un paso más para reducir las brechas sociales.

 

Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]

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