La flor de 500 pétalos

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La flor de 500 pétalos
“Cuando el sentimiento se da en el corazón la conexión es total”

Por Saúl Álvarez Lara
Mientras Ana María Giraldo habla de su trabajo con voz pausada y suave, ocupo una silla del otro lado de la mesa frente a ella, la misma mesa donde Julio Posada se sentó tantas veces en reuniones, a conversar, a definir las situaciones que vive un periódico en el día a día. Nos encontramos allí para hablar de una imagen, la que va a aparecer en la primera página de esta, la edición 500 de Vivir en El Poblado. Es una flor de 500 pétalos que Ana María realizó sobre papel hecho a mano con rapidógrafo, compás y regla, las herramientas que utiliza con frecuencia.
Las luces prendidas hacen que parezca más tarde de la hora que realmente es, el día está nublado pero es posible que Ana María no lo note, los últimos seis años los pasó en Londres donde buena parte de los días son también de nubes bajas. Allí estudió, hizo una maestría y se convirtió en la asistente de su maestro con quien realizó e ilustró un libro sobre la geometría de las flores.
La flor de los 500 pétalos está tratada con la técnica rigurosa y precisa que siempre aplica, ella sabe cuántos son y dónde se encuentran los puntos que la construyen. Sus palabras apenas se escuchan del otro lado de la mesa, habla de la flor que por ser especial, a la medida del momento y del sentimiento, no tiene referente en la naturaleza. O quizá sí. Si uno observa con atención, dice, la naturaleza está llena de sorpresas. Coincido con ella en que la flor de 500 pétalos, solo tiene referente en su imaginario y en el homenaje a Julio, su amigo. Lo conoció en un aeropuerto en Estados Unidos gracias a un conocido común y se hicieron buenos amigos. No es la primera vez que su trabajo aparece en Vivir en El Poblado., pues cuando Julio comenzó a publicar obras de arte en la primera página ella fue una de las invitadas.
Tal vez la hora, el día gris, o la ilustración de la flor de 500 pétalos sobre la mesa nos pide hablar en voz baja. Sus palabras se cruzan con la flor que a pesar de las dos dimensiones parece leve y se desplaza hasta la esfera donde el reflejo de una silueta espera. La flor le llega al corazón. Una silueta es un reflejo presente, le digo. Ella está de acuerdo. “Siempre quise hacerlo, cuando el sentimiento se da en el corazón la conexión es total”, dice. Ese reflejo y la flor son la presencia de Julio en su obra y en esta edición especial.

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