Gracias, Crepes & Waffles

La copa que llegó a la mesa era mejor que la de la foto. Un par de bolas de helado, banano, crema chantilly y la infaltable sombrillita de papel. Sería finales de la década de 1980, en Cartagena, en un pequeño local en una calle adyacente a la Avenida San Martín. La memoria suele ser engañosa, algo puede no ser exacto, lo cierto es que, desde ese helado memorable hasta hoy, mi relación de amor con Crepes & Waffles sigue creciendo.

En un post de Instagram del 13 de abril, Beatriz Fernández y Eduardo Macía, fundadores de la empresa, junto a algunos de sus empleados y clientes, celebraban la elaboración de su primer crep para vender en Bogotá hace 43 años. Me alegré de corazón y agradecí los momentos pasados en sus locales. Creo con convicción que Crepes & Waffles es la empresa de restaurantes de mayor impacto en Colombia en los últimos años; admiro su propuesta, sus sabores, su consistencia, su evolución, su estandarización, su sentido social.

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El lomito pimienta era mi favorito, volveré a él en algún momento, pero los vegetarianos se robaron mi corazón: Natura, Sicilia. Fanática he sido del panne cook de champiñones fondue, de la sopa covarachía y del helado de yogurt frutos del bosque, acompañado con un buen café. Ninguna novedad: en Twitter hay hilos enteros donde invitan a decir cuál es su plato favorito de Crepes & Waffles, con respuestas tan diversas como amplia es su carta.

Mientras escribo pienso que quienes comemos en sus restaurantes somos una minoría privilegiada; pero también recuerdo mi viaje a San Juan Nepomuceno en los Montes de María. Allí conocí el cultivo de frijoles cuarentanos que la compañía compra a los campesinos de la región. Unos días después me los comí en la ensalada Montes de María: “Frijolitos rojos de temporada de los Montes de María, tofu asado, tahini, guacamole rústico, tomate cherry, rúgula, mix de lechugas y lentejas tostadas”. La empresa ha encontrado cómo tocar a colombianos que están por fuera de las ciudades (y de sus mesas).

Su apuesta en la región continúa: “Nuestra historia comienza con el lanzamiento de nuestro proyecto ‘Un menú, un árbol’ en septiembre del 2019. […] Invitamos a nuestros clientes a apoyar la restauración del Bosque Seco Tropical de Montes de María por medio de la compra de nuestros menús especiales hechos con productos de Montes de María, nuestras paletas de temporada hechas con frutas de la región. […] Así es como a la fecha (octubre del 2022) contamos 102.302 árboles sembrados, y en la segunda temporada de lluvias de este año (entre septiembre y noviembre) esperamos sembrar los 32.985 árboles restantes”.

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Mientras hago ganas de su helado de temporada -de almendras con chocolate oscuro y almendras tostadas-, ratifico el camino abierto por esta cadena al sector de la restauración en Colombia. El reconocimiento de la cocina de un país pasa también por la capacidad de hacer empresa y mantenerla; por las relaciones entre los empresarios y sus empleados y proveedores; por la certeza de que los sabores locales son tan fuertes como los foráneos y que los “casaos” entre unos y otros son ganadores. Si no, piense en el crep de guayaba, queso y salsa inglesa. Tremenda fusión franco colombo inglesa me impide seguir escribiendo. Me voy por un bocado.

Gracias, Crepes & Waffles, por creerse el cuento y permitirnos a tantos disfrutar con ello en el camino.

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