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Este año no

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Este año no
El Secretario de Obras Públicas le dijo a Vivir en El Poblado que hasta el concepto que entregó la Junta de Representantes de los Propietarios al Fondo de Valorización, en el que pedía la ampliación de la zona de citación de las obras que el Municipio piensa construir en El Poblado, mediante el cobro del impuesto de valorización, a los otros sectores de Medellín que se van a beneficiar de esa construcción, no habían recibido en La Alpujarra una solicitud formal al respecto. Esta es la clase de respuesta que deja en evidencia el valor que le asignan algunos funcionarios a la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos.
Es claro que la voz oficial de la comunidad en un proceso como este, es la de la Junta de Representantes de los Propietarios, elegidos mediante el voto popular para que haga eso. Pero ceñirse a la letra de la ley e ignorar lo que se viene diciendo desde que se habló de revivir el impuesto de valorización en Medellín para hacer un conjunto de obras viales en El Poblado, es decir, desde antes de que Alonso Salazar fuera elegido Alcalde, se puede considerar como una leguleyada. De ampliar la zona de citación para el cobro de valorización por la construcción de las obras viales de carácter metropolitano que el Municipio ha tratado de hacer en El Poblado se está hablando desde la fracasada Obra 500, una larga lista de avenidas y puentes que la Alcaldía trató de hacer hace más de 20 años. Intercambios viales como los de La 10 y la 12 Sur con Las Vegas, o vías nuevas como la Avenida 34, fueron primero presentados en la Obra 500, y se iban a hacer por valorización. Fueron hechas muchos años después, y todas con dinero de los fondos comunes, e incluso una, el intercambio de La Aguacatala, con plata del Área Metropolitana. Los funcionarios municipales decidieron no hacerlas por valorización, después de una larga y tediosa lucha dialéctica con la comunidad, dejando en evidencia que el cobro de ese impuesto es más político que técnico. Tal cual como con el puente de la 4 Sur y ahora la ampliación de la zona de citación.
Creemos que en la obsesión de algunos funcionarios en insistir en que las obras públicas que se hagan en El Poblado deben hacerse por valorización, o en acceder a modificar la zona de citación ya por las últimas y dejar así el proyecto en manos del próximo gobierno, tiene mucho qué ver con una resistencia ideológica a invertir dineros públicos en esta comuna, en razón de su mejor situación socioeconómica, comparada con el resto de la ciudad. Eso no es nuevo. El argumento es más viejo que la Obra 500. Y no es del todo descabellado; por eso esta vez no ha habido la oposición visceral a la valorización que se vio en otros tiempos. De hecho, aquí mismo calificamos de poco ambicioso el plan de obras de este gobierno, con la tesis de que ya entrados en gastos, era mejor hacer la reforma completa y no dejarla a medias. Pero en justicia, la zona de citación debía haberse ampliado desde el principio. Lo que no imaginamos es que después de casi 4 años de discusiones, 8 si se suma el gobierno anterior, solo nos iban a quedar las palabras y poco más.

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