Emerson

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  Por: Jose Gabriel Baena  
 
Antes de guardar para siempre en “el cuarto inútil” la maletita y la lonchera, la cajita de colores, el sacapuntas y el borra, presentamos a nuestras lectoras la última tarea de traducción que nos puso nuestra profesora de “Cívica” la señorita Emma para leer en la velada del acto público, del filósofo norteamericano Ralph Waldo Emerson (1803-1882): “De lo grande y lo pequeño” (con algunos agregados personales):
Las grandes obras se les asignan por lo general a aquellos que prueban su habilidad para engrandecer las pequeñas. Cualquiera sea el camino que elijas siempre habrá alguien que te diga que estás equivocado pero cuando tomas “tu decisión” el universo conspira para que se cumpla. ¡Acepta que eres un genio y dí lo que piensas! Sé sincero con tus propios actos y congratúlate si has hecho algo extraño y extravagante para romper la monotonía de una jornada mediocre. Sin duda te molestaron algunas tonterías y absurdidades, olvídalas tan pronto como puedas. Termina cada día antes de empezar el siguiente, interpone una sólida pared de sueño entre los dos y empieza el nuevo con un espíritu tan alto que no pueda ser obstaculizado por tus iletrados jefes, “idiotas doctorados” de Harvard o de Cambridge (Harvard & Cambridge Idiotism Doctorship) que sólo para ser jefes nacieron. Los días vienen y se van pero no nos dicen nada y si no abrimos los regalos que nos traen se los llevarán de nuevo en silencio. Si un hombre escribe un libro más divertido y demente, pinta un cuadro más novedoso y extraño o compone una canción más misteriosa, aunque construya su casa en medio de la nada el mundo abrirá un sendero hasta su puerta. Nunca pierdas la oportunidad de mirar algo bello, la belleza es la escritura de Dios, un sacramento adjunto, una copa de bendiciones.
Nuestro más alto respeto por una persona que ha leído mucho es elogio suficiente para la literatura. La gente no merece tener buenos escritores si se complace con los malos. Pero si un escritor es malo ¿podrá ser llamado “escritor”? Lo mismo podría aplicarse a los artistoides y musicantantuchos “de carriel y carrilera”. En el Arte, la mano nunca ejecuta nada más alto que lo que el corazón puede inspirar. La escultura y la pintura, el taller hervoroso del espíritu, tienen el efecto de enseñarnos buenos modales y de abolir la prisa, el celular, el chat. La conversación inteligente enriquece el entendimiento pero la soledad es la obertura de la ópera del genio. Seamos tan silenciosos que podamos oír el susurro de los dioses. La sabiduría es como la electricidad: no hay hombres permanentemente sabios sino hombres capaces de sabiduría que al ser puestos en ciertas compañías o condiciones favorables se vuelven sabios por un tiempo, así como los cristales al ser frotados adquieren fuerza eléctrica de manera temporal. Un suceso clave en la vida ocurre el día en que encontramos un espíritu que literalmente nos electrocuta y entonces empezamos a vivir. Y no estamos hablando del etéreo “amor stéreo”. Siempre nos estamos alistando para el futuro, para “cuando los hijos se vayan y yo me jubile tomaré clases de grabado, escribiré y publicaré mi novela, iré al Tíbet y me volveré Zen”, etc., pero nunca vivimos el instante. Lo mismo decía en una entrevista por la radio el Beatle John Lennon la mañana del día de su asesinato, a los 40 años: “La vida es lo que sucede allá afuera mientras en casa nos la pasamos haciendo planes”. Sé tonto. Sé tonto. Sé tonto. Sé diez mil veces Tan Tonto como el Tonto de la Colina de Paul McCartney y empezarás a ser un poco sabio. Haz siempre lo que tienes miedo de hacer. Remember: Cuando patinamos sobre hielo delgado nuestra seguridad depende de lo veloces que vayamos. Cuando está bastante oscuro es cuando los hombres ven las estrellas. Mientras haya vida habrá peligro. Entre en el pantano de las cosas siempre algo canta y nos guía. El llamado “Libro Secreto” de Nostradamus, lleno de profecías pavorosas, se demoró casi 500 años para salir a la luz y mientras tanto esperó su turno con prudencia en el polvoriento entrepaño de una biblioteca y ahora todo se está cumpliendo. Cuidémonos cuando el gran Dios suelta a un vidente en este planeta. Entonces todo está en riesgo. Es como cuando un gran incendio se abate sobre una ciudad y nadie sabe cómo estar a salvo ni cuándo terminará. En el momento en que escribo estas líneas la ciudad de Los Ángeles es una llamarada y los montes de El Poblado se desploman. ¡Oh, hombre! ¡Ningún planeta ni sol ni estrella podría contenerte, si supieras lo que eres!

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