San Ignacio es cultura, patrimonio y educación

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El centro de la ciudad se está repensando. La creación del nuevo Distrito San Ignacio es muestra de ello.

Es viernes en la noche. Los bajos de las Torres de Bomboná empiezan a poblarse. Llegan estudiantes por una cerveza. La gente camina por la Plazuela de San Ignacio. Va de afán. Cuadras más allá, en el Pequeño Teatro se hace fila para entrar a una de las funciones. El centro vibra, suena a tango y a salsa, se lee, es una obra de teatro, es un cuento que quiere ser contado. Es viernes en la noche, pero también podría ser lunes, miércoles o domingo. La vida en estas cuadras no para. La agenda cultural es interminable. En solo 61 manzanas hay 400 eventos cada mes, ocho teatros y 80.000 estudiantes diarios.

Esa zona del centro de la ciudad que va de la Oriental hasta el Museo Casa de la Memoria y desde San Juan hasta La Playa es el naciente Distrito San Ignacio, una iniciativa apoyada por el Grupo Argos, Proantioquia, Comfama y la Universidad de Antioquia.

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Hernando Gómez, gerente de Proyectos Especiales de Grupo Argos y director del proyecto Distrito San Ignacio, explica que es una iniciativa que integra la oferta cultural a partir de tres ejes: patrimonio, educación y cultura.

Un principio

Todo parte de Medellín: el alma del centro: la mirada del urbanita, libro de Luis Fernando Arbeláez y Pedro Pablo Peláez Bedoya editado por Grupo Argos. “Cuando se hizo la presentación, Federico Gutiérrez entendió su valor y nos invitó a que no se quedara allí”, recuerda Gómez. De allí salió la idea de estudiar el centro, una zona que durante los últimos 25 años se había quedado por fuera de las obras de renovación urbana.

La primera fase consistió en un trabajo entre Argos y Proantioquia para desarrollar un diagnóstico: “entender cómo vivimos y cómo nos movemos en este espacio”, explica Gómez. Cuando se entregó el resultado, la invitación fue pensar en cómo hacer para que fuera una realidad.

La respuesta fue la creación del Distrito San Ignacio, formado por los barrios Boston, Bomboná, Candelaria y Colón. ¿Por qué? Es un territorio en el que el ciudadano encuentra una amplia oferta: “hay teatros, bares, cafés, colegios, universidades, centros comerciales, restaurantes”.

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Cambios

Lo primero que se propone es un cambio en el hábitat. “Para que la zona invite, para que sea un lugar para la vivienda, el ocio y el trabajo, hay que reorganizar las 137 rutas de buses que pasan por el sector; hay que cambiar el modelo de calles de tres carriles con aceras de 70 centímetros; hay que mejorar la iluminación, traer equipamiento urbano, crear más sitios de encuentro y recuperar el espacio público”.

También se propone visibilizar el patrimonio, empezando por el Claustro de San Ignacio, en el que se encuentran la Universidad de Antioquia, Comfama y la Iglesia de San Ignacio. Allí se hará un gran teatro, se reactivará la sala de cine de la Universidad y se harán puertas que comuniquen la Universidad de Antioquia con Comfama. “Identificamos 200 casas con valor arquitectónico y patrimonial” explica Hernando. La idea es que sean protegidas y se les den nuevos usos: “si son residenciales que lo sigan siendo, pero sino, que se conviertan en bares, cafés y restaurantes”, todo esto pensando en llevar vida nocturna a estas calles.

Al tiempo, la cultura traerá más oferta: recorridos por la zona y rutas camineras para impactar todo el centro. Así, por ejemplo, hicieron un festival internacional de teatro que involucró ocho salas de la zona y hay más proyectos por venir. La idea es crear una agenda cultural común para luego empezar a trabajar en el componente de educación.

Por: Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]

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