La vacuna de la esperanza

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Con los anuncios de la llegada de las vacunas contra el COVID-19 se encendió la esperanza de terminar con la pandemia y regresar a la normalidad.

Sin embargo, la avalancha de información en redes sociales y en medios de comunicación, en vez de informar han desinformado a la audiencia, y han creado una gran cantidad de malentendidos y creencias equivocadas sobre todo lo que el mundo está experimentando. 

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Tal como lo han advertido grandes pensadores, toda crisis trae consigo nuevas realidades, transformaciones y muchos descubrimientos e innovaciones. 

Así mismo, durante la pandemia del coronavirus, varios han sido los cambios que se han dado en el mundo, empezando por el salto digital que obligó a que las transacciones comerciales, el trabajo en casa, la educación, y muchas otras actividades fueran exitosas gracias a la virtualidad, asuntos que permitieron que el mundo no se detuviera totalmente ante esta crisis mundial. 

Y es por ello por lo que una de las premisas para este año es la esperanza de que todo marchará mejor. Hemos escuchado muchas veces que estamos viviendo una situación que nunca hubiéramos imaginado, que todo es muy raro, que parece el fin del mundo. 

Sin embargo, debemos aceptar que nos correspondió vivir un momento crítico, y vivir en tiempos de pandemia, como le ha ocurrido a la humanidad cada 100 años, según explican los historiadores. Estamos ante un virus malo, que mata alrededor del uno por ciento de los infectados, pero podríamos estar en un escenario más complejo. 

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Lo cierto es que estamos ante una situación real, que el virus existe, que no se trata de una conspiración. Tampoco hay culpables qué señalar; es un virus, que nos afecta como humanidad, y es real. 

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“Es en la crisis donde nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”, dijo Einstein, y la pandemia del COVID-19 no está exenta de esto. En el país pasamos de 5.400 unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a 12.700. Desarrollo que se ha realizado de manera diferencial de acuerdo con las ciudades y el impacto del virus en cada una de ellas. 

Los científicos lograron en solo diez meses obtener una vacuna, gracias a investigaciones que se adelantaban desde hace 30 años sobre el ARN. Hoy, en los países europeos y asiáticos, se están aplicando distintas opciones de vacunas. 

Aunque no se alcanzará la inmunidad del rebaño en 2021, y tampoco será posible aplicar las dosis de la vacuna a toda la humanidad en un solo año, no volveremos a ser los mismos ni regresaremos a la normalidad. De acuerdo con el profesor y ensayista Leopoldo Abadía, no estamos atravesando una crisis, sino que asistimos a un cambio total del mundo.

Pero de lo que sí podemos estar seguros es que de la mano de la inmunización llegará la reactivación económica, avances en salud, en solución de problemas que antes veíamos lejanos, desarrollos a nivel de inteligencia artificial, mitigación del impacto letal en las personas mayores. Y podremos volver a viajar, volver a abrazarnos, aunque al final de 2021 aún seguiremos viviendo de forma extraña, usando tapabocas, con cuarentenas, restricciones de movilidad y cumplimiento de las normas de bioseguridad.   

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Pese a los temores de muchas personas, infundadas por quienes buscan generar caos y miedo, es importante destacar que Colombia es un país líder en los programas de vacunación. En 2014, la Organización Mundial de la Salud (OPS) certificó al país como el primero de América Latina y del Caribe en erradicar el sarampión y la rubéola. 

Y hoy estamos ante el más grande desafío de salud pública en el país y en el mundo. Es por ello por lo que, para Colombia, las noticias de la jornada de vacunación son bastante alentadoras. El Gobierno Nacional ya tiene definidos los grupos prioritarios, y los convenios con los diferentes laboratorios. El SENA capacitará un gran número de vacunadores, que reforzarán a los 7.000 que ya existen, y retomará la experiencia para vacunar a cerca de 35 millones de habitantes.

En el último siglo, la esperanza de vida aumentó 40 años, y la mortalidad infantil se disminuyó a más de la mitad. Es por ello por lo que la vacuna se convierte en esperanza y optimismo. Si bien el COVID-19 no se ha ido ni se irá en 2021, sí es una gran oportunidad. 

Por eso, el llamado es a que este año la esperanza sea más que una palabra que nos anima y nos entusiasma. Se trata de trascenderla y hacer de ella una realidad: esa es nuestra responsabilidad.  

Por: Luis Bernardo Vélez Montoya
Concejal de Medellín

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