Barrio Alejandría, entre unidades y oficinas

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El barrio Alejandría es asiento de urbanizaciones y edificios de importantes empresas, muestra una pasiva actividad social y poca identidad entre sus habitantes. Alejandría, un barrio para analizar desde la sociología

Resulta extraño o poco frecuente ver caminar personas por sus calles, por sus lomas. Históricamente, por su conformación, ubicación y por el tipo de habitantes, Alejandría es un barrio donde algunos van a trabajar y otros llegan en las noches después de cumplir con sus obligaciones laborales.

Según el Departamento Administrativo de Planeación de Medellín, Alejandría va desde la Avenida El Poblado hasta la Transversal Inferior, y de la Loma de Los Parra a la Loma Los González, por donde baja la quebrada La Sucia. Al norte limita con Los Balsos N°2, al sur con La Florida, al oriente con Los Naranjos y hacia el occidente con el barrio Patio Bonito.
Aunque esa es la delimitación que define el Municipio, sus habitantes y su historia demuestran que en ese perímetro, también está ubicado el barrio El Chispero, e incluso algunos de otras zonas afirman que viven en Los Parra o Los González, pero no en Alejandría.

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En Alejandría hay 1.500 apartamentos y 423 oficinas o locales comerciales. Allí están ubicados importantes hoteles, el Mall Zona 2 Sur en la Transversal Inferior, y en la conocida Milla de Oro en la Avenida El Poblado edificios como el del Banco de Occidente, Sudameris y el Centro Comercial La Strada.

¿Es un barrio?
En la zona baja, cercana a la Avenida El Poblado, muchas de las urbanizaciones tienen sus nombres con la palabra Alejandría, y son los habitantes de ese sector los que afirman que viven en el barrio Alejandría. Sin embargo, es común escuchar a otras personas que habitan en la misma zona, dentro del perímetro que la Alcaldía llama Alejandría, referirse al barrio con otro nombre.

El mapa que el Departamento de Planeación presenta como del barrio Alejandría, tiene dentro de sus límites al barrio El Chispero. La característica de tener un barrio dentro del marco que la Alcaldía determina como Alejandría, y que además sea uno tan tradicional como El Chispero, hace de la idea de que exista una zona como el barrio Alejandría, un buen objeto de análisis desde las ciencias sociales.

Según el antropólogo de la Universidad de Antioquia, Luis Alfonso Ramírez, “el tema del barrio, que no es nada fácil de abordar, escribe Michel de Certeau, se determina a través de la práctica de ser caminado. El barrio es una especial manera de compartir las prácticas más comunes y corrientes, así también como las más profundas en todo el sentido de la palabra, pues no se está en la casa, pero tampoco se está en la ciudad; de hecho, el barrio es una síntesis de ambos lugares. Esta idea inmediatamente nos remite a considerar al barrio como nuestro segundo nicho después de la casa, y de igual manera, como nuestro primer contacto con lo extraño, con lo de afuera. Es en el barrio donde nos convertimos en gente para la civilidad. Lo más lesivo para el propio barrio es que deje de ser caminado, pues es desde el caminar que podemos hablar de una apropiación real de él”,.

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Sociólogo Javier Ignacio Muñoz

“Las unidades cerradas no tienen dinámica de barrio”

Con la ausencia de comité cívico, acción comunal, parroquia o algún líder comunitario en Alejandría, además de la particularidad de convivir en el mismo cuadro del barrio habitantes de estratos altos y bajos, la sociología explica y analiza el fenómeno. ¿Por qué conviven de manera diferente? ¿Qué identifica a las personas con su barrio? ¿Por qué algunos no se preocupan por el entorno donde viven? ¿Por qué se dan esas mezclas?
Según el sociólogo y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, Javier Ignacio Muñoz, el fenómeno de contar con el barrio El Chispero dentro de lo que el Municipio delimita como Alejandría, responde al desarrollo urbano de la ciudad y a la forma como en esa época se extendió. “A algunos los expulsaron por el costo de los servicios públicos. Yo recuerdo que alguna vez escuché sobre una lucha ciudadana de barrios de ese estilo en El Poblado, para que tuvieran una tarifa diferencial al resto de la comuna. Otros barrios como El Chispero son asentamientos antiguos de algunos que trabajaban en esas casas elegantes”, expresó el sociólogo Muñoz.

Identidad y liderazgo diferentes
Para el experto es más fácil encontrar que las personas se identifiquen con la ciudad en general que con su barrio. “Los criterios de pertenencia son muy distintos. Para los que somos de los años 50 o 60, la referencia de la ciudad era lo industrial, lo pujante y el crecimiento sobre el centro antiguo. Hoy Medellín tiene otros desarrollos, es una ciudad “mostrona” como la mujer de un mafioso, muy abundante, y la gente se deslumbra fácil”, dijo Muñoz.

Para entender la dinámica social del barrio, el sociólogo afirma que hay que diferenciar el estilo de vida de los dos tipos de habitantes que allí existen. “Las unidades cerradas no tienen dinámica de barrio. Esos barrios de urbanizaciones y edificios de apartamentos son casi barrios dormitorios, las personas salen a cumplir sus funciones económicas, los niños al colegio, regresan en la noche y se encierran en su unidad, mientras que en otros espacios como en El Chispero hay lazos de vecindad, cooperación y solidaridad. En un edificio no salen a prestar azúcar, por ejemplo, en los populares tienen historias de vida compartidas, comparten el espacio público, los niños juegan, tienen la misma parroquia, etcétera. Sobre el liderazgo cívico, creo que en las clases altas este es propio de sus profesiones, no es uno que tenga impacto inmediato en la vida del barrio. Un ejecutivo de un banco es líder en su organización pero no es líder en su barrio”, afirmó Javier Ignacio Muñoz.

Ruido en La Strada
Este sitio que en sus inicios se caracterizó más por los restaurantes, es hoy en día el lugar ideal para la rumba de jóvenes. Cuando comenzó dicha transformación, las quejas de algunos habitantes de Alejandría, ubicados detrás del centro comercial, empezaron a tener eco en la Administración Municipal, así como el malestar de algunos hoteles cercanos.
Hace pocos días y después de las visitas pertinentes, la Secretaría de Gobierno decidió reducir el horario de servicio de algunas discotecas por exceso de ruido.
“Se convocó a una mesa de trabajo entre comerciantes y la Administración Municipal y se llegó a un acuerdo sobre el comportamiento de cada uno de los establecimientos, presuntamente generadores de ruido, para que controlen el volumen y se ajusten a los decibeles. Se va a hacer un sondeo semanal sobre las problemáticas que se presentaron en ese período, para ver qué establecimientos irían a sanción conforme a la Ley y no se tendrán en cuenta para posibles ampliaciones de horario”, informó el Inspector de Policía 14B, Miguel Bustamante. También aclaró el Inspector que se pueden dar algunos cierres de establecimientos que cambiaron su tipología, es decir, que no cumplen con la actividad para la que fueron creados inicialmente, y por ello ya existen algunos trámites en la Inspección.

La finca de John Uribe: la historia de Alejandría
Por la crisis financiera del año 1929, la familia de don John se vio obligada a abandonar su residencia en el Centro de la ciudad para trasladarse a su finca, llamada Alejandría. Luego de su muerte, sus familiares dividieron la propiedad y la esposa conservó la casa principal, que años después se convertiría en la unidad residencial Plaza de Alejandría.
En octubre de 1998, en un artículo sobre la historia de Alejandría, contamos que este fue uno de los primeros barrios en construirse al sur de la plaza de El Poblado, en una época en que la mayoría de los terrenos hoy urbanizados eran todavía fincas de recreo.
Los que conocieron aquellos tiempos recuerdan a El Poblado rural en el que hacían paseos a caballo por todas las colinas, o daban vueltas en bicicleta por las pocas calles que existían. Poco a poco el barrio se fue llenando de familias que llegaban del Centro de Medellín, las cuales fueron testigos de la transformación de El Poblado y de Alejandría, donde la naturaleza y el ambiente rural eran sustituidos por lo urbano y las obras de valorización producto del crecimiento general de la ciudad.

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