Algoritmos que operan como reclutas de personal

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Cada vez más empresas les otorgan esta tarea a las máquinas y la Inteligencia Artificial: un rol que tiene tantas ventajas como riesgos.

Ocurrió en Amazon, la marca más valiosa del mundo en 2019, según el ránquin BrandZ. Tras cuatro años de experiencia, en 2018 la empresa prescindió de un sistema de Inteligencia Artificial al cual le había encomendado revisar las hojas de vida de los postulantes a las vacantes de empleo. La razón: los encargados del área informática hallaron un error en la programación que hacía que la máquina discriminara a las mujeres y prefiriera a los hombres para sus cargos.

Pese a esta referencia negativa, cada vez más empresas utilizan la Inteligencia Artificial para reclutar talentos, señala Elkin Echeverri, director de Planeación y Prospectiva de Ruta N. “Es la nueva electricidad; provoca el mismo efecto que esta tuvo en las empresas hace cien años. Es un cambio en la forma de hacer las cosas”, afirma.

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Linkedin, la red social que conecta las empresas con el talento, tiene 630 millones de perfiles y de ellos cerca de la mitad están activos. “Esta plataforma tiene muchos algoritmos de Inteligencia Artificial para encontrar perfiles y vacantes”, expresa el directivo de Ruta N.

De todos modos, la tarea no es responsabilidad única de las máquinas y se requiere un acompañamiento humano. Por eso, algunas empresas utilizan la Inteligencia Artificial como filtro inicial; se seleccionan algunos criterios que encierren la búsqueda y se preseleccionan los mejores candidatos. “No hay manera de que yo maneje 1.000 perfiles a la vez. Un sistema sí, cientos de miles. La Inteligencia Artificial incluso puede hacer entrevistas virtuales. Luego, con una lista más corta, intervienen los equipos de selección para definir quién ocupará la posición”, explica Echeverri.

 

¿Qué riesgos puede haber?

El profesor español Patrici Calvo, experto en filosofía moral y ética y autor de artículos sobre la ética de los algoritmos, afirma que el reto en este sentido es “enseñarles a las máquinas a pensar con ética”.

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El académico dice que los algoritmos pueden generar una brecha de desigualdad porque en sus criterios de selección, tendrán en cuenta a aquellas personas cuyos perfiles e intereses en las redes digitales tengan algún tipo de influencia, y si alguien no es activo en estas, no habrá forma de que las máquinas reciban datos sobre sus actividades para poder calificar entre los criterios de selección programados.

Por eso cree que quienes más posibilidades tendrán de ser elegidos serán aquellos con más acceso a equipos tecnológicos potentes, que nutran de datos a la Inteligencia Artificial; es decir los que tengan más poder adquisitivo de contar con equipos y redes tecnológicos que les permitan estar más conectados.

Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]

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