Los padres de familia de niños menores de cinco años lo saben, los pediatras lo saben, los demás lo intuyen: la calidad del aire de Medellín es mala para la salud y los más pequeños son sus primeras víctimas. Un grupo de investigadores del Ces, los médicos Ana Milena Herrera y Jaime Ordóñez, y de la Universidad de Medellín, los ingenieros Carlos Echeverri y Gabriel Maya, hizo un estudio al respecto (cofinanciados por la Secretaría de Salud) y no solo confirmó lo que los padres de familia ya sabían, sino que encontró que las normas ambientales sobre calidad del aire, de hecho no muy estrictas, no son cumplidas en su totalidad.
Ellos hicieron un seguimiento por 9 meses a la calidad del aire en 8 puntos de la ciudad. En esos lugares seleccionaron a 720 niños que pasaran al menos el 80% del tiempo en un radio de un km al centro de medición.
Las partículas
El estudio tuvo especial interés en las partículas contaminantes presentes en el aire. La contaminación tiene unas partículas grandes y otras pequeñas, que se sitúan en distintas partes del aparato respiratorio. Explica el doctor Ordóñez: “El criterio de ingreso al estudio era que el niño no tuviera una enfermedad respiratoria al momento de inicio, en segundo lugar que tanto el sitio de estudio como el de residencia quedaran dentro de ese rango de 1 km. Medimos durante 9 meses si en ese período se presentaban casos nuevos de enfermedades respiratorias”.
Los antecedentes
La doctora Herrera agrega que todas las formas de infección respiratoria, incluida las más graves, figuran en 8 de los 10 primeros causas de consulta de niños menores de 5 años: “De entrada se sabe que este es un problema de salud pública muy grave”. Estas cifras son para niños de toda la ciudad, sin importar condición socioeconómica.
Ella explica que en 2006 hubo aproximadamente 100 mil consultas de niños menores de 5 años solo por sintomatología respiratoria.
A un sistema de salud le genera una gran carga económica la morbilidad, miles de niños enfermos, no tanto la mortalidad. No obstante, el riesgo de morir de una enfermedad respiratoria para un niño que vive en una zona altamente contaminada es mayor que para el que no vive en un lugar así.
“Aquí lo que queremos establecer es el riesgo de enfermar en la población que se encuentra con mayores niveles de contaminación, comparado con los menores niveles de contaminación”, complementa el doctor Ordóñez.
La mitad de los niños
Los investigadores encontraron que para el sistema de salud de Medellín ese número de consultas significa un gasto de más de 7 mil millones de pesos en costos directos (consultas, medicamentos, hospitalizaciones, etcétera). Y si se suman los costos indirectos (ausentismo laboral de los padres, taxis, buses, niñera, etcétera), la cifra sobrepasa los 20 mil millones de pesos.
Pero la cosa no se queda en plata. Ellos encontraron que casi la mitad de los niños objeto de estudio consultó al menos una vez por enfermedades respiratorias, en diferente estado de gravedad, durante el tiempo del estudio (todos estaban sanos al principio). Esto deja en evidencia la incidencia de la mala calidad el aire en Medellín sobre la salud pública.
El doctor Ordóñez explica: “En este estudio medimos y discriminamos el material particulado menor de 2.5 micrómetros (las partículas más pequeñas), entre las que encontramos hollín, cadmio, plomo, cromo y más cosas. También el material particulado más grande, el de 10 micrómetros, y encontramos que en todas las zonas estudiadas se supera la norma sobre micropartículas (las de 2.5) y eso que la legislación ambiental de Colombia es laxa respecto a calidad del aire. Ni siquiera hay normas para hollín, cadmio, cobre y plomo, substancias presentes en el aire de Medellín, según los resultados del estudio. En cuanto a las partículas más grandes se cumple la norma, pero aún así los niños se enferman”
¿Para qué sirven estos resultados? La Alcaldía, podría con esta información tomar decisiones para tratar de controlar el problema. En este país de leyes ya hay proyectos para actualizar la legislación ambiental a los estándares internacionales. Faltaría que los aprueben, y después que se cumplan.