Víctor Uribe, un andariego con propósito

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Este jubilado de EPM les ha dado otro sentido a sus caminatas, en principio solo recreativas. Ahora, junto a sus compañeros de viaje, entrega donaciones a escuelas rurales de escasos recursos.

Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]

Han entregado 2.005 dotaciones escolares en cuatro años, de ellas 1.315 en 2018, con alcance en 33 municipios de Colombia, incluyendo sitios alejados de Medellín como Guapi (Cauca), Tolú (Sucre) o Mocoa, la capital del Putumayo, a donde llegaron las donaciones tras la avalancha de abril de 2017, en la que murieron más de 300 personas.

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Desde 2003, cuando se jubiló de EPM -donde desempeñó durante 33 años sus oficios como ingeniero electricista en las áreas de Planeación y Distribución-, Víctor Uribe camina por el placer de salir como andariego por las montañas de Antioquia. Fue reclutando amigos, amigos de sus amigos y otros conocidos, hasta conformar un grupo que a la fecha, según su base de datos, suma cerca de 300 integrantes, con quienes ha recorrido más de 70 municipios de todas las subregiones del departamento.

“Hay gente que se ha conocido en las caminatas y hoy son esposos, otros vienen con sus hijos”, señala Víctor, quien comparte la coordinación del grupo con otras tareas que se ha echado al hombro desde que su agenda está libre de compromisos laborales, como las tertulias tinteras de los jubilados cada semana en Carulla de Oviedo y los desayunos tertuliados de cada mes en la sede de la Universidad EIA, en Envigado, a los que invitan a expertos de diversas temáticas. También, cada mes, se va para fincas con algunos caminantes, “solo hombres, a tomarnos los tragos y a conversar”.

Tras cientos de kilómetros recorridos, Víctor y el resto de andariegos no perdían su asombro al ver tanta pobreza en algunos rincones del departamento y quisieron hacer algo por ellos. La idea, entonces, fue entregarles dotación escolar a los niños de las escuelas rurales. Tres cuadernos, dos lápices, un lapicero, un borrador y un sacapuntas.
Víctor es quien recibe la plata, compra los útiles y arma la dotación, que la entregan cuando salen a caminar. También ocurre que alguno desea hacer donaciones en una escuela cerca a su finca o en un paseo, y va y los recoge a la casa de Víctor.

En 2017, cuando ocurrió la tragedia de Mocoa, enviaron algunos kits a los niños damnificados. Una labor, dice, que los motiva más a caminar sin descanso y con un propósito especial.

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