Una leyenda del violonchelo

- Publicidad -
El chelista de Letonia
Una leyenda del violonchelo
La vida de Mischa Maisky es quizá lo único más sorprendente que su talento y habilidad para interpretar el chelo.


Foto Hideki Shiozawa

Desde los ocho años, estudió el instrumento hasta participar en la Competencia Internacional Tchaikovsky de Moscú, donde uno de los jurados, el célebre chelista Mstislav Rostropovich, lo invitó a estudiar bajo su tutelaje en el Conservatorio de Moscú. Así comenzó su carrera en la Unión Soviética pero esta se vio amenazada por la decisión de su hermana de emigrar a Israel. El acoso del gobierno soviético se incrementó cuando Maisky fue arrestado por comprar una grabadora en el mercado negro y sentenciado a 18 meses de trabajos forzados. Al terminar su condena, fue llamado a cumplir servicio militar, el cual evadió ingresando a un hospital mental. Finalmente, en 1972 las autoridades soviéticas le permitieron emigrar a Israel con la condición de pagarle al país el costo total de su educación musical, monto que fue cancelado por un filántropo norteamericano a través de la alcaldía de Jerusalén. Dos años más tarde, Maisky se acercó al aclamado chelista ruso Gregor Piatigorsky, quien vivía en Los Ángeles. Se convirtió en su último estudiante y también en el único chelista en haber estudiado bajo Rostropovich y Piatigorsky. El segundo debut para su carrera ocurrió en Londres en 1977. Desde entonces no solo se ha destacado por sus interpretaciones y triunfos si no por su generosidad al invitar y compartir el escenario con diferentes colegas. Uno de ellos, en varias ocasiones, ha sido el pianista venozolano-argentino Sergio Tiempo, con quien interpretará el jueves 14 de noviembre en el Teatro Metropolitano, a las 8 pm, la Sonata para chelo y piano en Re menor op. 40, de Shostakovich, y la Sonata para chelo y piano en Sol menor op. 19, de Rachmaninov. El programa también incluirá Nadie más que el corazón solitario, op6/6, y Fue en la primavera temprana, op. 38/2, de Tchaikovsky, y La ninfa op. 56/1 y El ruiseñor esclavizado por la rosa, pp. 2/2, de Rimsky-Korsakov.

- Publicidad -

Más notas

- Publicidad -

Más noticias

- Publicidad -