¿Un elefante blanco?

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No nos parece justo que sea el Municipio el que entre ahora de salvavidas de una empresa que debe asumir sus responsabilidades

Si bien los constructores de Space no consiguieron imponer su deseo de rehabilitar las cuatro torres que quedaban de la urbanización, no se pueden dar por mal servidos puesto que al parecer van a lograr que los ciudadanos asumamos parte de sus deudas. ¿Cómo? Pues con la compra del lote de 10.300 metros cuadrados que posiblemente les haga el Municipio de Medellín, obviamente con recursos de todos los contribuyentes.

Aunque la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín y Antioquia todavía no ha entregado el avalúo del terreno, algunos expertos han dicho que el metro cuadrado podría estar allí por el orden de los dos millones de pesos. Si esto fuera cierto, el lote costaría entonces 20.600 millones de pesos, recursos que saldrían de las arcas del Municipio, o sea del dinero de todos. Con el lote, se supone que Lérida CDO –en liquidación– cancelaría a la Alcaldía los cerca de cinco mil millones de pesos que le adeuda por la atención de la tragedia de Space y por la implosión de las torres en septiembre pasado. Pero ¿y los 15 o 16 mil millones restantes? Los pagaría la Alcaldía, ahí sí contantes y sonantes, por comprar un terreno –que no necesita y no es prioritario–, para hacer un parque que no estaba contemplado por plan municipal alguno pero que ahora es el coco de varios vecinos que advierten, con razón, que podría convertirse, como tantos otros espacios públicos, en basurero y cueva de ladrones.

Ojalá esta intención que ha manifestado la Alcaldía de adquirir el lote de Space no obedezca a una presión ejercida por Lérida CDO, argumentando que de su venta depende la atención a los damnificados de Space y otros complejos residenciales. Lo planteamos porque la justificación central que esboza el gerente de Vivienda Segura de Medellín para adquirirlo (página 3 de esta edición) no nos termina de convencer. “… No se puede congelar, no se puede expropiar, la confiscación en Colombia no existe (…). ¿Vamos a dejar que donde hubo una tragedia de este tamaño se construya nuevamente?…”, dice Diego Restrepo. Más parece un silogismo que busca llevarnos a concluir que lo mejor es adquirir el terreno, como si la Alcaldía estuviera obligada a atender un requerimiento de ley. Que sepamos, no hay ninguna norma en Colombia que impida construir urbanizaciones o centros comerciales donde ocurrió una tragedia, a no ser que el lote como tal no sea apto para ser construido. Si existiera, buena parte del país sería hoy un parque.

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El alcalde Gaviria, en forma que se nos antoja eufemística, dice que CDO le va a “ceder” el lote. Y ceder, según la RAE, es “dar, transferir, traspasar a alguien una cosa, acción o derecho”. Suena, pues, como a favor de CDO a la Alcaldía, cuando más parece todo lo contrario. Una cosa es recibir el lote como parte de pago, pero otra muy distinta es sumar a la plata perdida otros 15 o 16 mil millones de pesos, y eso sin tener en cuenta lo que costarían las demandas advertidas por CDO.

A puntos como este no habríamos llegado si la Superintendencia de Sociedades hubiera impedido desde el principio, como lo solicitaron los damnificados de Space, que se hicieran movimientos accionarios en la sociedad constructora, como de hecho sucedió, dejando en vulnerabilidad a los afectados.

Por eso no nos parece justo que sea el Municipio el que entre ahora de salvavidas de una empresa que debe asumir sus responsabilidades.

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