Un caracolí que sobrevive a lo adverso

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Es vecino de ese puente grande que tiene al lado y que llevó a cuestionar su existencia en el 2005. Y es que en el momento de hacer obras, algunos creen que algunos como él, deben ser talados. Las solicitudes de los conocedores lo mantienen con vida. En ese año, se ratificó su condición de árbol patrimonial y cultural, lo que permitió que la obra se adaptara a él y que no desapareciera. Este es un ejemplo local y urbano de la llamada permacultura: una filosofía que invita a encontrar la armonía entre el desarrollo humano y la naturaleza.

Mauricio Jaramillo, ingeniero forestal,  cuenta que fue sembrado en los años sesenta junto a otros 4, en terrenos de la finca de Ricardo Ángel Villa, nieto de Alejandro Angel Londoño.

Su nombre común es caracolí y en el mundo científico lo conocen como Anacardiun excelsum. Mauricio Jaramillo agrega que este árbol es originario de la región intertropical americana y suele crecer entre Nicaragua y Ecuador. Puede alcanzar entre 20 y 40 metros de altura y se caracteriza por tener una “copa redondeada y densa”.

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Lugar: Está en el cruce de la Carrera 38 con la Loma de los Balsos, en el cuadrante Nor-Oriental.

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