Coja oficio

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Si aceptamos que lo único observable de los seres humanos es el comportamiento, muy poco avanzamos como humanidad si nos limitamos exclusivamente al juego, por demás apasionante, del lenguaje y sus potencialidades transformadoras. Por eso es tan potente el ejemplo como estrategia de inspiración. Pueden ser maravillosas las palabras, pero no siempre bastan y en su lugar son necesarios hechos concretos y contundentes para lograr cometidos , especialmente sociales.

Después de 20 años dedicada a la pedagogía de la noviolencia y la convivencia, empecé a movilizar hace unos cinco años una sencilla iniciativa ciudadana, como forma de disponernos al servicio desinteresado.

COJA OFICIO es una invitación básica para movilizar esas mínimas tareas y urgencias de la vida cotidiana de todos, y de esa manera crecer en cooperación, solidaridad, respeto y acompañamiento. Es una manera de patentizar la convicción de que no estamos solos.

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Se trata de estar atentos todos en nuestros vecindarios a la filosofía del cuidado, para lo que se necesite, y no vale como excusa el estar muy ocupados, porque es completamente voluntaria y adaptable a cada circunstancia personal esa donación de tiempo. Cerca de nosotros hay personas que en cualquier momento necesitan, y nosotros también, de esos pequeñísimos servicios como  pasear un perro, regar unas matas, recoger una basura, hacer una pequeña compra urgente, calentar un alimento, hacer una llamada, colaborar con una consulta, buscar a un pariente de alguien, llevar un recado. Como quien dice, dedicar pequeños momentos a oficios cotidianos de la paz, que nos preparan como sociedad para el arte de vivir juntos, sin que importen para nada las diferencias de cualquier orden.

Si realmente deseamos vigilar todos esos prejuicios y supuestos que nos hacen desconfiados, solitarios, distantes o apáticos, en un vecindario donde todos nos conocemos, pero poco avanzamos como comunidad, nada mejor que servirnos y acompañarnos, sin muchas pretensiones distintas al goce de servir. Esa disponibilidad puede y debe darse sin que medien intereses ni juicios de valor respecto a raza, religión, sexo o ideología. El resultado será un tejido de relaciones robustas y duraderas para ganar en humanidad y en dignidad humana.

COJA OFICIO no necesita de nada diferente a las ganas de ayudar de la manera que esté a nuestro alcance. La clave mayor está en no esperar nada a cambio… dar y recibir de manera natural y espontánea según los talentos, tiempos, urgencias y grados de cercanía. Esos oficios menores no deberán necesitar ningún tipo de conocimiento especial o entrenamiento, porque, si lo requieren, estaríamos impedidos  para realizarlos por mínima responsabilidad. La idea concreta es que todos sin distinción de edad o escolaridad podamos COJER OFICIO, para hacer de nuestras vidas cotidianas algo más útil, seguro y placentero .

También se vale practicar otros verbos menos utilitarios e igualmente valiosos en el arte del buen vivir, como bailar, cocinar, tejer, caminar, organizar, cantar, abrazar, acompañar, leer, escribir, limpiar, jugar,  sembrar, meditar, rezar, reír, llorar, conversar. Todas esas prácticas sencillas potencian nuestros sentidos, actitudes, opiniones, conductas y nos entrenan para asuntos mayores referidos a la reconciliación, la compasión y el perdón.

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