Carta desde Reikiavik

Eliasson juega con nuestra imaginación. Nos muestra los trucos con los que la mente y nuestros sentidos nos dominan y dominan nuestra visión del planeta.

 

Carolina Daza
Por Carolina Daza / [email protected]

Te escribo desde Reikiavik, la capital islandesa. Aquí me siento casi en el Polo Norte. El viento es helado, el sol y la luna parecen ser otros. Los días son eternos en el verano y las noches infinitas en el invierno. La llaman “la tierra del fuego y del hielo” y los árboles son casi ausentes.

Este país ha gestado mentes creativas con propuestas artísticas y ecológicas bastantes sui generis como la de Olafur Eliasson. Hoy te escribo para compartirte la esperanza que siento con su nueva exposición Symbiotic Seeing – Visión simbiótica – recién inaugurada en el Museo Kunsthaus, en Zurich.

“Lo que vemos es lo que el cerebro piensa que es más práctico. Pero si eres un artista, o piensas críticamente, cuestionas lo que ves. Te das cuenta de que la realidad es negociable. La idea de que la realidad puede cambiar es muy saludable, ya que la noción de progreso o cambio está arraigada allí”, explica Eliasson.

Relación entre el ser humano y la Tierra
Simbiosis es la capacidad de dos especies diferentes de vivir juntas y cooperar para que ambas se beneficien. En la exposición, Eliasson difunde el trabajo de la bióloga Lynn Margulis y del ambientalista James Lovelock, los científicos que formularon la Hipótesis de Gaia -el nombre de la diosa madre que personificaba el planeta-.

Margulis y Lovelock plantearon la hipótesis de que el planeta Tierra y la biosfera (la totalidad de todos los organismos) pueden entenderse como un solo organismo que crea y mantiene las condiciones, no solo para la vida, sino también para la evolución de organismos más complejos. Según la teoría de Gaia, “todas las formas de vida juntas regulan la temperatura y la atmósfera de la Tierra, una idea interesante en la era del Antropoceno, durante la cual la relación entre los humanos y la Tierra se ha desequilibrado severamente”.

Aquí la naturaleza es agreste, me siento habitando en otra era geológica. Gigantescas rocas, calderas volcánicas, géisers, cráteres, fuentes termales, montañas llenas de musgos.
Estoy segura de que te encantaría.

Cooperación mejor que competencia
Islandia me ha servido para intentar integrar esto; la vida como un proceso de constante simbiosis en donde la cooperación va por encima de la competencia –la falsa idea de que solo sobrevive el más fuerte-. Entender la vida y obra de Eliasson es entender este lugar. Sus obras siempre se han inspirado en la naturaleza islandesa. Arcoiris, nubes de vapor, inmensos soles, cascadas escalofriantes, glaciares, musgos… y, sobre todo, cómo todo esto nos afecta y afecta nuestra noción del espacio, del tiempo y de la naturaleza. Islandia siempre ha sido su estación de trabajo de campo.

Aparte de movilizar a las personas a tomar acciones frente a la crisis climática, el estudio de Olafur Eliasson se basa en el trabajo cooperativo enfocado en prácticas sostenibles. Su equipo es conformado por artistas, científicos, cocineros, ingenieros y arquitectos. A diario se reúnen para compartir un almuerzo vegetariano preparado allí en la cocina –el corazón– de su estudio en Berlín.

Eliasson busca cuestionar nuestras percepciones de la realidad y juega con nuestra imaginación. No nos engaña, nos muestra los trucos con los que la mente y nuestros sentidos nos dominan y dominan nuestra visión del planeta. Sus instalaciones nos tocan las emociones hasta movernos físicamente. Muchas se co-crean con la audiencia a través de movimientos, las sombras de nuestros cuerpos y hasta olores y cambios en la temperatura.

Si te interesa profundizar en estos temas, te recomiendo el libro y el documental El planeta simbiótico, de Lynn Margulis. Me dan escalofríos al sentir que se avecina la próxima revolución científica. Una que demostrará que la evolución no ha sido un juego de azares, como lo redujeron los neo darwinistas. Los procesos de cooperación y evolución colectiva han sido una parte importante de muchas fuerzas que aportan a la evolución; todo como una red interconectada e interdependiente.

Y tú, cuéntame ¿qué tal estuvo la charla de Andrea Wulf en el Museo de Arte Moderno de Medellín? A mí me encantó su libro La Invención de la Naturaleza.

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