Debemos hacer cosas nuevas con intención. Debemos actuar de maneras que están fuera de nuestra zona de confort y aprender de estas nuevas experiencias. Si estás cómodo, no estás creciendo.
Como coach de vida, soy parte de la industria del desarrollo personal. Hay muchísimas personas que aman esta industria y creen que gracias a ella han alcanzado sus metas y hoy viven vidas maravillosas. También hay otras que dicen que es una farsa, que los coaches, motivadores y consultores no funcionan, pues son nuestros genes los que determinan quiénes somos.
Antes de invertir dinero y tiempo en nuestro desarrollo personal, creo que una pregunta muy importante que debemos hacernos es ¿realmente podemos transformar lo que somos? ¿O será que nuestros genes son los responsables de hacernos las personas que somos?
Contrario a lo que se creía hace algunos años, hoy sabemos que nuestros genes afectan fuertemente nuestro temperamento y personalidad. La evidencia sugiere que nuestros genes son los que influencian nuestro nivel de optimismo, agresividad y depresión. Si esto es cierto, entonces ¿será que estamos atrapados por el resto de nuestras vidas en la personalidad que heredamos?
La respuesta es no. Aunque es verdad que heredamos ciertas características y tendencias a través de nuestros genes, la manera como interactuamos con el mundo afecta el desarrollo de estas características. Puede que hayas nacido con una personalidad más tímida y reservada, pero eso no quiere decir que no tienes opciones. Si quieres ser menos tímido, entonces métete a clases de actuación o canto. Al interactuar de una manera diferente con el mundo vas a afectar las características de tu personalidad que heredaste.
Es la combinación de nuestros genes, nuestras experiencias y nuestra interpretación de estas experiencias que resultan en nuestra personalidad, nuestro sistema de creencias y nuestros hábitos.
Por muchos años la comunidad científica creyó que nuestro cerebro no era modificable. Creía que de la manera que nuestro cerebro se formaba durante la infancia era la manera en que nuestro cerebro iba a ser para el resto de la vida. Hoy tenemos evidencia que el cerebro está cambiando físicamente todos los días. Esto se llama neuroplasticidad.
Para estimular nuestra neuroplasticidad, debemos hacer cosas nuevas con intención. Es decir, debemos actuar de maneras que están fuera de nuestra zona de confort y aprender de estas nuevas experiencias. Si estás cómodo, no estás creciendo. La incomodidad es una señal de que nuestro cerebro está cambiando y que hay nuevas conexiones neuronales desarrollándose.
¿Podemos transformarnos? ¡Sí! Al utilizar nuestra consciencia para practicar nuevos comportamientos y cuestionar ciertos patrones transformamos nuestro cerebro y cambiamos nuestra vida para siempre.
El problema no es que los coaches, motivadores o consultores no sirvan; es que la información que nos dan no nos transforma. Somos nosotros a través de la práctica que podemos transformarnos. Hoy te invito que en vez de leerte un libro más de superación personal, vayas y hagas los ejercicios que aprendiste en el último libro que leíste. Es en la práctica que verás la diferencia.