El capital de riesgo, en su forma más tradicional, ha sido históricamente dominado por hombres. Sin embargo, en los últimos años, las mujeres han tomado posiciones de liderazgo, abriéndose camino como inversoras. Aunque esta participación de mujeres en el capital de riesgo ha crecido tímidamente, cada vez hay un mayor interés. Y si bien, este reto sigue latente, las mujeres están demostrando un poder transformador, no solo en términos de inversión, sino también en la creación de redes de apoyo para invertir juntas , hacer mentoría, y generar una cultura inclusiva en el mundo de las startups.
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Según la Asociación para la Inversión de Capital Privado en América Latina (LAVCA), las mujeres ocupan solo un 16 % de los puestos de liderazgo en los fondos de capital de riesgo; así mismo, en 2021, las startups fundadas por mujeres recibieron solo el 2.2 % del capital de venture en Estados Unidos. Para transformar esta realidad, las mujeres están emergiendo como líderes que no solo están impulsando el cambio dentro de sus empresas, sino también asegurando el crecimiento y la sostenibilidad de las startups del mañana.
Y entonces, ¿cuál es el impacto de las mujeres en el capital de riesgo? Se ha demostrado que los fondos de venture capital liderados por mujeres tienen un rendimiento competitivo; según datos de LAVCA, los fondos con liderazgo femenino tienen una perspectiva más diversa y, en muchos casos, muestran una rentabilidad igual o superior a la media de la industria. Asimismo, la inclusión de mujeres en este sector, es crucial por la capacidad de identificar oportunidades de inversión en sectores y tecnologías emergentes que han sido pasados por alto. Y es aquí donde las mujeres invierten en startups que aborden problemas sociales, de sostenibilidad, de salud y de bienestar, tendencias claves para el futuro.
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Un término que he escuchado últimamente y que está relacionado a las mujeres es el de “Inversión con propósito”; y es que en este campo las mujeres no solo están buscando rentabilidad financiera, sino que también están comprometidas con el cambio, priorizando la diversidad, la sostenibilidad y el impacto social de las empresas en las que invierten. Otro de los diferenciadores de las mujeres en inversión es que están rompiendo esquemas tradicionales de lo que significa ser una “startup exitosa”. Están impulsando a las empresas a pensar más allá de las métricas convencionales como el “crecimiento a toda costa”, y lo que están haciendo es crear modelos de negocio más equilibrados y responsables.
Y aunque son muchas las formas en las que las mujeres inversionistas pueden generar valor a las startups, uno de los retos más grandes para lograr más mujeres inversionistas es la educación. Esta permite a las mujeres comprender los mercados financieros, las estrategias de inversión y las oportunidades en sectores emergentes. Sin esta base educativa, es más difícil competir en un entorno donde el conocimiento y la confianza son fundamentales para tomar decisiones acertadas. Para esto han nacido nuevas iniciativas como por ejemplo Tique Capital, un programa que busca crear una comunidad aumentando el número de mujeres inversionistas activas en el ecosistema, a través de la educación y el acompañamiento. Porque educar a las mujeres en temas de inversión es una herramienta poderosa que puede ayudarlas a superar los obstáculos financieros, tomar decisiones informadas y liderar con confianza en el mundo de las inversiones.
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Estoy convencida que la educación en inversión en startups para las mujeres trae un mar de oportunidades, permitiendo cambiar la narrativa al crear un impacto duradero en la economía global y en sus propias vidas.