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Publicado en la edición 401, Noviembre 1 de 2009
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Elecciones en El Poblado
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Esta semana estamos en las elecciones de la Junta de Representantes de Propietarios para los proyectos de valorización que planea construir la Alcaldía en lo que resta del gobierno de Alonso Salazar. Todas las personas a las que les llegan cuentas de impuesto predial en la zona de citación de las obras -El Poblado, partes de La Asomadera y Las Palmas y de la zona suburbana de El Tesoro- tienen derecho a votar.
Hay once candidatos de diversos orígenes e intereses: líderes cívicos de vieja data, un exdirector del Inval, y varios ingenieros vinculados a la construcción o a sectores relacionados. Sin embargo, la pregunta principal que se hará la inmensa mayoría de los votantes, que probablemente jamás en su vida habrán oído mencionar a ninguno de los candidatos en carrera será ¿por quién voto? Lo primero es, por supuesto, no votar por alguien que no conozca, o lo que es lo mismo, antes de decidir hay que informarse sobre los candidatos. Como este no es el país de los inocentes, es obvio que todos los candidatos responden a, o intentarán defender, intereses particulares o de grupo. Ninguno está en esto solo por colaborar. Le corresponde a los electores informarse bien sobre ellos y buscar cuál defiende o representa algo parecido a lo que el elector piensa. Es mucho lo que hay en juego, en dinero hablamos de cientos de miles de millones de pesos y en consecuencias urbanísticas, de movilidad y ambientales, hablamos del futuro de El Poblado, el lugar en el que vivimos y tenemos nuestras propiedades. Los candidatos representan variados intereses: gremiales, barriales, altruistas, egoístas, ambientales, cívicos, particulares, etcétera. La información disponible es muy poca y en cierta medida pobre: la hoja de vida y el eslogan de campaña de cada candidato pueden consultarse en www.medellin.gov.co/valorizacion, a la vez uno de los sitios habilitados para votar. Con eso, y con lo que cada quien pueda averiguar con sus vecinos hay que tomar una decisión, porque lo que no se debe hacer es abstenerse de participar y dejar que unos pocos sean los que decidan sobre el futuro y el patrimonio de muchos. La democracia participativa pone a disposición de los ciudadanos la oportunidad de ser parte de la toma de las decisiones que les afectan, y ese no es un derecho de poca monta como para delegarlo en el primero que aparece. En el pasado las decisiones tomadas por las juntas de representantes de propietarios de las obras hechas por el Inval tuvieron consecuencias, buenas y malas, que constituyen buena parte de El Poblado que hoy vivimos. Y eso es precisamente lo que está en juego. |
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