Los astros y la luz preguntados por los ciegos

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Este grupo funciona hace tres años para acercar la ciencia a adultos y adultos mayores, algunos con limitaciones visuales. Modelos, talleres y preguntas son el centro de los eventos mensuales
 
Por Laura Montoya Carvajal
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En un auditorio del Planetario de Medellín, un transbordador espacial de 10 centímetros comienza a pasar por las manos de los asistentes al encuentro de Astronomía para ciegos. Algunos pueden verlo y notar sus formas porque también participan personas que conservan la visión, mientras escuchan la charla de Julián Arenas, fundador y coordinador del nuevo pregrado de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Antioquia.

 

León no lo ve, pero lo toca con los dedos, con mucho cuidado. Las alas en delta, la bodega que se abre en la parte superior van dándole una idea del vehículo que el profesor Arenas vino a exponer. León le pregunta por qué las alas de un transbordador son distintas a las de un avión comercial. Julián le responde que su observación es la clave de la diferencia entre todos los vehículos aéreos y espaciales.

La conversación, como sucede cada mes, se va entre preguntas y respuestas de la atmósfera terrestre al espacio fuera de ella. La curiosidad de los asistentes sorprende al invitado, normalmente un experto en temas de astronomía, ingeniería, astrobiología o cualquier cosa que ellos quieran conocer, y que Andrés Ruiz, jefe de programación académica y cultural del Parque Explora, invita a este espacio que ya lleva 3 años desarrollándose.

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Andrés cuenta que en principio era un grupo de lectura para personas ciegas o con la visión reducida. El astrobiólogo pensó que podrían leer algo de Carl Sagan, pero comenzaron a hacerle más preguntas aún. “Algunas eran muy difíciles de responder, porque eran fenómenos íntimamente relacionados con la luz, ¿y cómo explicarles de algo que se ve en el cielo?”, dice el jefe de programación. Las lecturas programadas se volvieron intensos diálogos sobre astrofísica.

Ante tanta curiosidad, el grupo en principio de 20 personas fue llevado a hacer recorridos por el Explora y el Planetario. En el museo pudieron tocar y entender los tamaños de los planetas, y también conocer su tamaño en relación con el universo. Una vez, para explicar cuántas estrellas había en una galaxia, Andrés dibujó con azúcar algunas galaxias sobre una mesa. Con esta comparación buscó ayudarles a entender de cantidades y distribuciones, mostrándoles las espirales.

Astronomía para ciegos creció, y Andrés y sus compañeros del parque desarrollaron una maleta con una luna para tocar y modelos a escala del sistema solar. También, junto al grupo de Teatro y Ciencia, hicieron lecturas dramáticas o “teatro a ciegas” con los asistentes al grupo. También han ido a conciertos y proyecciones del Domo.

Ahora el programa está establecido en 10 personas, entre adultos y adultos mayores: los ciegos que asisten más asiduamente son León, Silvia, Lucía, Javier y Hernán. León Restrepo va a los encuentros desde que comenzaron. “Para mí este es el tema más importante. La astronomía me apasiona y me cautiva. Lástima ser ciego, porque si no lo fuera, yo no estaría aquí, o sí, pero dictando conferencias”, dice el hombre de 61 años.

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León también se confiesa amante de los números, y dice que si hubiera podido estudiar, habría sido matemático. “Pero el 90% de los discapacitados somos pobres”, argumenta.

Además de asistir a los encuentros con su amigo Carlos Monsalve, quien no es ciego pero también disfruta la astronomía y es especialmente entusiasta con los vehículos aéreos y espaciales (ya que es tecnólogo en mecánica), León se está capacitando en elaboración de cosméticos y con su familia elaboraba estuches de joyas. También juega ajedrez, a nivel competitivo.

“Yo debí haber tenido oportunidades, facilidades, alguna ayuda”, reflexiona, recordando muchas posibilidades que se le han negado por su condición. Andrés concuerda, apuntando que a la mayoría se le dificulta reunir dinero para asistir a los encuentros, lo que ha impedido que sean más frecuentes.

“De ellos podemos aprender muchísimo. La astronomía es una excusa para conversar con ellos. Este es un espacio de encuentro ciudadano”, explica Andrés. Se sueña, dice, con que el espacio se mantenga en el tiempo y pueda ser replicado en otros lugares.



Esto es Vivir la Diferencia

Vivir la Diferencia es un seriado que el periódico comenzó en junio de este año. En él hemos buscado destacar instituciones, grupos o personas que desde una condición minoritaria, vulnerable, cuestionada o distinta nos enseñan sobre otras formas de vivir. Hasta ahora, hablamos del estudio La Casa de Carlota, el Teatro El Grupo, el Instituto de Capacitación Los Álamos, el grupo musical Azul Ilusión y el colectivo de arte sordo La Rueda Flotante, los cuales apoyan a personas con discapacidades cognitivas, sensitivas o ambas; también de la Mesa Diversa de la comuna 14, que acompañan a la comunidad Lgbti, de la obra Relicarios, de Erika Diettes, que dignifica las víctimas del conflicto y de la directora del Teatro Lido, Lilith Border. Estos textos puede encontrarlos en nuestra página web, dando clic a la imagen de la sección.
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