Gandhi llegó a Medellín para quedarse

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Hoy, quince años después, son 211 jóvenes de la ciudad los directamente bendecidos con la beca para sus estudios universitarios y el diplomado en liderazgo de la noviolencia. 
 
Por Luz Gabriela Gómez Restrepo
Colaboración especial
 

Hace quince años nació el tercer hijo de Harivadan y Hasita Shah en Medellín. Le pusieron por nombre Fundación Mahatma Gandhi como homenaje a su patria lejana, la India profunda y sabia. Con la mira puesta en la capacidad transformadora de la educación en una ciudad llena de maravillosos y dolorosos contrastes, y con el lema poderoso de “sembrando para servir”, se fue caminando despacio, con gran esfuerzo, paciencia y perseverancia al igual que Gandhi en su esperanzadora marcha de la sal.

Desde aquel 16 de enero de 2002 hasta hoy, son cientos y cientos de niños, jóvenes, profesores, líderes sociales, vecinos, amigos, empresarios, quienes se han beneficiado de los talleres, intervenciones, reflexiones, festivales y conferencias alrededor de la potente idea de la noviolencia y su utilidad y pertinencia.

Hoy, quince años después, son 211 jóvenes de la ciudad los directamente bendecidos con la beca para sus estudios universitarios y el diplomado en liderazgo de la noviolencia.

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Hoy, la Fundación Gandhi es reconocida, respetada y querida por su trabajo constante, amoroso y silencioso. Mantiene firme su convicción y empeño en construir comunidades solidarias y pacíficas que permitan arrimarse a una idea más clara y concreta de ciudadanía activa, de desarrollo sostenible y equitativo.

Hoy, damos gracias, muchas gracias a esta pareja de extranjeros, Harivadan y Hasita, habitantes de nuestra Comuna 14, por su gesto de generosidad, fe y amor, y a la espera de que el proyecto iniciado por ellos, logre en su próxima etapa el apoyo y acompañamiento necesarios por parte del estado y las fundaciones privadas para extender aún más el benéfico servicio social de sus esfuerzos formativos.

La existencia misma de la Fundación Mahatma Gandhi de nuestra ciudad es un ejemplo patente de la válida frase del mismo Gandhi: “Mi vida es mi mensaje”. Los valores de la noviolencia: verdad, valentía, sinceridad, perdón, compasión, coherencia y sacrificio están presentes en cada una de sus opiniones, acciones y conductas.

Larga vida a la Fundación Gandhi para bien de todos nosotros, por su capacidad de permitirnos crecer en humanidad y dignidad y por reforzar la necesidad urgente de declararnos al servicio de los demás.

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“La violencia solo protege los bienes temporales, mientras la noviolencia es indispensable para asegurar la protección de nuestro honor”. Gandhi.

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